CD. DE MÉXICO. REDACCIÓN. – Ante la nueva dimensión social causada por la emergencia sanitaria, la resiliencia será factor clave ante la nueva cotidianidad, pues resistimos y nos adaptamos, pero no todos los hogares tienen esa posibilidad, por lo que es necesario fortalecer las capacidades de la población más vulnerable, para que pueda resistir esta transformación y recuperarse, afirmó Mario Luis Fuentes Alcalá, investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) de la UNAM.
Desde la Universidad Nacional hay destacadas acciones y esfuerzos “por pensar, dialogar, construir las palabras, generar un proceso nuevo de recuperación, de construcción de una cotidianidad que signifique una vida digna para todos”, señaló.
En estos días en que sigue la batalla de los científicos por tratar de comprender, encontrar respuestas a este virus, es importante que haya un pensamiento hacia adelante, dijo.
Esta situación generada por pequeños microorganismos ha trastornado la vida humana, con una rapidez que sigue sorprendiendo. Este “nuevo veneno” ha trastocado la vida, la manera de pensar y de estar de los más de siete mil millones de seres humanos que habitan el planeta.
Al participar en la videoconferencia “Crisis sanitaria: crisis social”, en el marco de “El Aleph. Festival de Arte y Ciencia. Las Posibilidades de la Vida: COVID-19 y sus Efectos”, el también integrante del Seminario Universitario de la Cuestión Social se pronunció porque esa nueva cotidianidad sea diferente a la anterior, pues previo a la pandemia muchos vivían miedo, dolor, temor a la autoridad, pobreza, marginación, exclusión, discriminación y profundas desigualdades.
“Tenemos que fortalecer las capacidades de la población más vulnerable para adaptarse y poder reconstruir una nueva cotidianidad”, remarcó.
Ha sido una crisis intempestiva para todas las generaciones, que ha hecho visible y acentuado las fracturas del mundo global, lleno de desigualdades, de oportunidades distintas bajo los conceptos de pobreza, desigualdad y marginación.
El SARS-CoV-2, concluyó, ha trasformado todos los espacios de nuestra existencia y ha mostrado que el grado de exposición es también muy desigual, debido a las fracturas estructurales.