CD. DE MÉXICO. REDACCIÓN NN. – El medio siglo de vida de la Capilla Alfonsina fue celebrado con un conversatorio en el que se recordó el valor que la casa museo de Alfonso Reyes tiene para la cultura, ya que además de resguardar parte del legado artístico y epistolar de Reyes, ha sido punto de reunión de la intelectualidad de América y del mundo.
En la charla organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL) y la Capilla Alfonsina, participaron el ensayista y académico Víctor Díaz Arciniega, la historiadora e investigadora Aurora Díez-Canedo y el investigador y profesor especialista en diplomacia y pensamiento político mexicano del siglo XX, Alberto Enríquez Perea, conocedores de la obra del poeta e intelectual regiomontano.
Coincidieron que el que fuera hogar de Alfonso Reyes en la Ciudad de México, después de retirarse de la vida diplomática en 1939 y hasta el día de su muerte, el 27 de diciembre de 1959, ha sido espacio en el que se han formado literaria e intelectualmente muchos de los escritores contemporáneos más destacados.
El historiador Javier Garciadiego, encargado de la Capilla Alfonsina y moderador del encuentro, subrayó que el recinto resguarda el legado epistolar y cultural de Reyes y es parte fundamental para la literatura iberoamericana contemporánea, ya que, bajo sus muros, el escritor intercambió ideas con los más importantes exponentes del ámbito literario.
“En vida de Alfonso Reyes, éste fue el cenáculo donde se habló más y se discutió más, se hizo más literatura mexicana de 1940 a 1960. Por aquí pasaron las generaciones jóvenes, como Octavio Paz y Carlos Fuentes, pero también solían asistir a platicar y merendar con don Alfonso, intelectuales como Enrique Díez-Canedo, quien era de los más asiduos a este lugar”, recordó.
Por su parte, Díaz Arciniega se refirió a la Capilla Alfonsina como un proyecto cultural que además de resguardar el archivo documental y preservar una colección notable de objetos y obras de arte, tiene como cualidad la formación de críticos y autores literarios, gracias a los cursos impartidos por Alicia Reyes —nieta de Alfonso Reyes y titular de la Capilla Alfonsina desde 1972— durante más de 30 años, mismos que actualmente se mantienen con vitalidad gracias a la labor de Beatriz Saavedra.
Aurora Díez-Canedo, nieta de Enrique Díez-Canedo, a quien se le atribuye el nombre de “Capilla Alfonsina” con el que es conocido el recinto localizado en la colonia Condesa, hizo un repaso histórico del lugar que ha coordinado Alicia Reyes y valoró la organización del acervo que guarda la casa, que el autor de Visión de Anáhuac (1917) tanto atesoró y al que se refirió como símbolo polivalente que permite apreciar desde otra perspectiva la vida de Reyes.
En tanto, Enríquez Perea, quien trabajó de cerca con la correspondencia personal del escritor regiomontano, recordó que la Capilla Alfonsina fue creada para dar refugio a la biblioteca del autor; sin embargo, expuso que también fue el lugar de conversación y debate de muchos intelectuales mexicanos y extranjeros importantes, como Octavio Paz o Pablo Neruda.
“La casa del escritor no solo fue una gran biblioteca y un repositorio de documentos históricos, sino que se convirtió en el punto de reunión de la intelectualidad más importante de Iberoamérica y del mundo”, indicó.
En entrevista, dijo: “Es todo un hito en la vida de la cultura mexicana que un escritor haya donado a la nación mexicana su casa, su biblioteca y todo lo que en ella tenía: libros, folletos, manuscritos, obras de arte y objetos personales; eso muy pocas personas lo han hecho. Alfonso Reyes es una excepción en el ámbito hispanoamericano y, por la magnitud, por lo que encierra, es muy importante para la cultura mexicana”.