CD. DE MEXICO. REDACCION NN. – La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) lo recuerdan a un año de su fallecimiento como uno de los más influyentes músicos mexicanos que dio amplia difusión al jazz en el mundo.
Considerado uno de los principales pioneros del jazz en nuestro país, Tino Contreras se distinguió como trompetista, baterista, pianista y vocalista, además de compositor. El Palacio de Bellas Artes siempre estuvo ligado a su carrera, donde estreno obras y dio legendarios conciertos hasta sus últimos años.
Tino Contreras (Fortino Contreras González) originario de Chihuahua, nació en el seno de una familia de músicos. Comenzó a tocar la batería a los ocho años y a los 15 se convirtió en el baterista de la orquesta Los Cadetes del Swing que él mismo formó. A los 17 emigró a Ciudad Juárez donde integró su Orquesta de la Juventud.
Ya en la Ciudad de México se unió a caravanas artísticas que hacían giras por toda la República, organizadas por el empresario Paco Miller, con artistas populares de la época, como Pedro Infante, María Victoria y Tin-Tan, entre otros. A principios de los años cincuenta se integró como baterista de la Orquesta de Luis Arcaraz, considerada la cuarta del mundo por la importancia de los solistas y tocó en la orquesta de Juan García Esquivel.
Participó en la época de oro del cine mexicano como ejecutante de batería y como compositor de fondos musicales para películas, al tiempo que atendía su actividad en programas de radio, centros nocturnos y giras internacionales por el Caribe, Centro y Sudamérica, donde conoció el ritmo de merengue y lo trajo a México creando así lo que se nombró luego jazz tropical o jazz latino.
Tino Contreras se consolidó desde entonces como el baterista más importante de México y gran parte del mundo participando en la histórica grabación del primer disco de jazz mexicano: Jazz en México (1954), reeditada en 2004 en Europa.
Desde 1954 dedicó su vida al fomento, proselitismo y difusión del jazz mexicano alrededor del mundo, con largas giras por España, Grecia, Turquía, Alemania, Francia, Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia y Estados Unidos, entre otros.
En más de seis décadas de actividad artística, el compositor y multi instrumentista compartió escenario con grandes exponentes del jazz mundial como Dave Brubeck, Cannonball Adderley y la Orquesta de Duke Ellington. Realizó más de dos mil composiciones y grabó 59 álbumes.
Innovador de fusiones, combinó una gran cantidad de elementos e instrumentos musicales de toda índole, incluso prehispánicos, con lo que desarrolló un estilo único. Sus obras Jazz ballet (1963) y Misa en jazz (1966) fueron estrenadas en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.
En la Sala Manuel M. Ponce de ese mismo recinto, el baterista dio uno de sus últimos conciertos. Fue el 30 de abril de 2017 para celebrar 75 años de trayectoria y el Día Internacional del Jazz, en el marco del ciclo organizado por el Inbal, Jazz y algo más.
Activo hasta sus últimos días, en agosto de 2019 presentó en el Palacio de Bellas Artes su disco Jardines de la Fonoteca Nacional. Pero en plena pandemia, en octubre de 2020, presentó su último disco, La noche de los dioses, inspirado en las pirámides de Teotihuacan, y en abril de 2021 había dado un concierto vía streaming desde la Casa Azul de Frida Kahlo.
“La música del jazz siempre va, no con el tiempo sino adelante del tiempo. Va dejando una huella. Es lo que estamos dejando”, dijo Contreras apenas a comienzo del año 2021. Compositor influyente e innovador, su talento y estilo dinámico ayudaron a mantener vigente al género y apuntalar su constante evolución.
Se caracterizó por una libertad estilística, por fusionar el jazz con ritmos tradicionales, como el mariachi, la música étnica, la tropical y el flamenco, y por introducir el jazz a la música de concierto, el ballet y la danza. Hasta su muerte se le reconoce como el mentor y guía de una gran cantidad de músicos. Tino Contreras falleció en la Ciudad de México el 9 de septiembre de 2021.