CD. DE MÉXICO. REDACCIÓN NN. DOMINGO 04, JUNIO. – Al igual que es necesario estudiar las capas tectónicas de la Tierra para conocerlas y tener información, a fin de estar preparados ante la ocurrencia de sismos, el estudio de los asteroides permite aprender sobre el origen del Sistema Solar y contar con datos para enfrentar situaciones como su paso cerca del planeta o probable impacto, coinciden expertos de la UNAM.
Investigadores universitarios de diferentes áreas trabajan principalmente en su estudio, difusión de lo que representan, diseño de políticas públicas en beneficio de la sociedad.
María Dolores Maravilla Meza, investigadora del Instituto de Geofísica de la UNAM, comenta que en el mundo sus pares y observadores aficionados han detectado aproximadamente 17 mil asteroides, los cuales son conocidos como Objetos Cercanos a la Tierra (Near Earth Objects, NEOs).
“No quiere decir que sean todos, son solo los que se han descubierto y se sigue su trayectoria; se monitorea por dónde andan y se buscan, son los parámetros orbitales que implica conocer a qué distancia están respecto a nuestro planeta y la órbita que siguen alrededor del Sol”, precisa la experta en Formación del Sistema Solar.
Desde hace tiempo las naciones desarrollan sistemas de monitoreo, especialmente las agencias espaciales de Estados Unidos, Europa, China, India y otras más, las cuales crearon protocolos de acción ante este tipo de eventos.
“Hay toda una red, no nada más para saber por dónde van los cuerpos, sino qué hacer en un momento de contingencia por el impacto de un cuerpo extraterrestre, tomar providencias para mover a la población y saber qué hacer y qué esperar”, precisa Maravilla Meza.
México tiene la Estrategia y Plan de Acción Nacional para la Preparación ante Objetos Cercanos a la Tierra, elaborado por el Centro Nacional de Prevención de Desastres en colaboración con investigadores de la UNAM y otras instituciones de educación superior, subraya.
Los NEO’s se clasifican en dos grupos: los cometas cercanos a la Tierra y los asteroides cercanos a la Tierra, de estos últimos hay un grupo que es especialmente seguido por la ciencia al ser potencialmente peligrosos (PHA) y se siguen a aquellos que podrían impactar.
Los asteroides cercanos a la Tierra se clasifican en familias llamadas: Amor, Apolo, Atón y Akira, entre otras. Con lo que se conoce como Escala de Turín los expertos miden las posibilidades de que impacten el planeta y se les asigna un valor de 0 a 10, donde cero implica nula probabilidad y 10 calamidad total.
“De todos los detectados solo dos tienen una escala mayor a cero, uno de ellos es el famoso Bennu que fue estudiado hace poco por la misión Ossiris Rex, entre otras cosas porque está formado por material que data del origen del Sistema Solar y, por ende, tiene material prístino, y es un reservorio importante de material virgen”, explica la investigadora.
Se calcula que del año 2175 al 2199 Bennu podría ser un cuerpo considerado peligroso para la Tierra, sobre todo porque hasta el momento no tiene asignado un número en la escala de Turín.
En ocasión del Día Internacional del Asteroide, Joel Humberto Castro Chacón, catedrático del Conacyt, adscrito al Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, recordó que en 2016 la ONU estableció la fecha que recuerda el aniversario del “impacto” de Tunguska, en Siberia, ocurrido el 30 de junio de 1908. El objetivo de la conmemoración es sensibilizar a la población sobre los riesgos de la colisión de estos objetos.
Fue un fenómeno el cual provocó que el cielo ardiera y se derribaran más de 80 millones de árboles; recientemente se propuso que el bólido no cayó, sino que entró y salió de la atmósfera terrestre.
“Hay un riesgo de colisión, pero no es inmediato; en escala astronómica es de cientos o miles de años, pero respecto a una vida humana o civilizaciones son pocas las probabilidades de que tengamos un impacto con afectaciones a nivel global”, destaca el miembro del proyecto Censo Automatizado de Ocultaciones por Objetos Transneptunianos (TAOS II, por sus siglas en inglés).
El astrónomo precisa que, aunque TAOS II buscará objetos más allá de Neptuno, también observará los provenientes del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, sobre todo ahora que se cuenta con el software para procesar la información en el Observatorio Astronómico Nacional en San Pedro Mártir, en Baja California.